Hoy desperté y estaba muerta…
había una grieta en mi tiempo
y en mi pecho,
como aquella muñeca rota…
sangraba alquitrán.
Tú buscabas sin saber qué.
Tal vez era a tu sombra o ¿era a mí?
No creo, pasabas de largo
como si mi cadáver fuera invisible
O evitabas verme así, inerte,
nunca te llevaste bien con los duelos.
Hoy desperté y estaba muerta…
había una grieta en mi tiempo
y en mi pecho,
como aquella muñeca rota…
sangraba alquitrán.
Brotaba un vórtice de negro humo
con olor a distancia y abandono.
Se apagó la tormenta de mis ojos
la sonrisa estrictamente dibujada
… y pasaste de largo
sin reconocer la daga ni la despedida.
Mónica Ivulich
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