Ya no quería verla no debía permitirle que me recordara otras
noches, aquel amor… no. Nunca más.
Sin embargo, era persistente y quería mi atención. A veces se
vestía de tenue azul, otras de un blanco enceguecedor o de rojo sangre…
Esa noche, me enteré, hizo de todo. Salió, incluso, en fotos y
videos en Egipto, Grecia, tantos lugares exóticos y maravillosos.
Me dijeron que cambió de ropa y color varias veces, yo dormía
o lo intentaba: no iba permitir que sirviera de espejo a mi recuerdo
melancólico, me negué a ver su hechizante presencia, su más espectacular y
tierno rostro.
No quería imaginar que, tal vez, en otra ciudad, con un cielo
parecido, aquellos ojos estuvieran mirando el mismo mimetismo, el mismo
espectáculo.
Y no fue solo su color, en tiempo récord fue azul, de fuego y
hasta se eclipsó, escondiéndose para llorar y luego resurgir tan bella y plena
como no se le había visto nunca antes.
Mónica Ivulich
DR2018Fr
No hay comentarios:
Publicar un comentario