viernes, 2 de febrero de 2018

Luna llena

Ya no quería verla no debía permitirle que me recordara otras noches, aquel amor… no. Nunca más.
Sin embargo, era persistente y quería mi atención. A veces se vestía de tenue azul, otras de un blanco enceguecedor o de rojo sangre…
Esa noche, me enteré, hizo de todo. Salió, incluso, en fotos y videos en Egipto, Grecia, tantos lugares exóticos y maravillosos.
Me dijeron que cambió de ropa y color varias veces, yo dormía o lo intentaba: no iba permitir que sirviera de espejo a mi recuerdo melancólico, me negué a ver su hechizante presencia, su más espectacular y tierno rostro.
No quería imaginar que, tal vez, en otra ciudad, con un cielo parecido, aquellos ojos estuvieran mirando el mismo mimetismo, el mismo espectáculo.

Y no fue solo su color, en tiempo récord fue azul, de fuego y hasta se eclipsó, escondiéndose para llorar y luego resurgir tan bella y plena como no se le había visto nunca antes.

Mónica Ivulich
DR2018Fr 

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