Preguntar
por la causa
y
origen de todas las cosas
es una
tarea, de rara magnitud,
que
nos identifica
Que nos
hace humanos
y
hasta obsesivamente humanos,
las
respuestas… son otra cosa.
Nadie
nos contesta en habida forma
del temblor
de nuestros cuerpos,
de las
lágrimas sin motivo o por amor…
Del encuentro
en un lugar cualquiera
y para
siempre
Nadie
explicará la magia
de una
palabra al azar
engarzada
a tu recuerdo
Preguntamos
por miedo, desconcierto
sabiendo
que las respuestas… son otra cosa.
Nadie
nunca nos señalará la misericordia
ni
la belleza auténtica
de
tu mano sobre la mía,
de
tu risa loca, que me provoca…
de
mi mirada perdida en tus pupilas,
de
tus labios sutiles… abriéndose al beso tenue
cerrándose
sobre mis labios
humedecidos
de infinito sentir
Temblamos
Preguntamos
el por qué de todo
El para
qué de la nada
El cómo
de nuestro loco amor
Las respuestas…
son otra cosa!
Derechos reservados, Francia 2014.
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