Camino lento, arrastro
heridas
Es que la vida me ha
pegado
donde no me pude defender.
Camino sin prisa para no
llegar.
Acarreo trozos de piel con
tu olor
y las plumas mojadas de la
ilusión
Tengo reminiscencias vagas
en las pelusas de mi
bolsillo,
pero camino sin detenerme.
Pateo piedrecitas de tu
recuerdo
y las sombras de un olvido que
hacen equilibrio en mis
pestañas
Camino hacia un rumbo incierto
desde el día borrascoso en
que
tus miradas se hicieron
oscuras
y tengo el tino de no
nombrarte.
Guardo suspiros en mi
mochila
también algunas palabras, secretas,
y el rose de tu pelo, en
mi cartera.
De los ojales ciegos de mi
camisa
asoman besos tímidos,
frustrados y
misteriosos susurros,
inconfesables.
Hoy ando sin destino señalado,
he caminado sin piernas ni
piel
sobre rescoldos y púas afiladas
recorrí desiertos con tu
nombre.
Mi insano corazón está
asilado,
escapado de las fauces del
amor
y llegando a tierras de
Nadie,
ya Nadie lo puede amparar
Habrá un momento augurado
en ese instante de
infinitud
que, entre tu iris y mi
pupila,
surja la nube de la
indiferencia.
Queda caminar hacia el Tiempo
cuando la Verdad nos mencione,
el velo se corra o: para
siempre
e irremediablemente, se
cierre.