foto tomada en Central Park, 2012 |
Los paisajes conservan recuerdos que florecen y se marchitan según las
estaciones y los estados de ánimo de cada quien. La primavera está
próxima y Central Park, como otros parques, es un lugar especial para
pasear en esos días frescos en que los árboles se colorean de verde
esmeralda, de rosa, de blanco y las flores se menean al compás de la
brisa cálida.
Allí ocurren extraños sortilegios de amor y desamor… los patos se acercan a los niños y estos le regalan sus galletas, las
aves danzan sobre las copas de los árboles. Allí la energía de la
abundancia se puede palpar. Es como un oasis de una ciudad estresada que
hace un alto para contemplar la naturaleza.
Llegan los músicos y los malabaristas, los patinadores y los ciclistas. La fiesta se hace pronto en cuanto el sol calienta un poco y nos regala la maravilla de sentir vibrar la vida en nuestra piel.
Llegan los músicos y los malabaristas, los patinadores y los ciclistas. La fiesta se hace pronto en cuanto el sol calienta un poco y nos regala la maravilla de sentir vibrar la vida en nuestra piel.
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