Imagen de la red |
Contigo, navego sin timón por el océano del delirio. Me estiro
entera de proa a popa, de estribor a
babor en tu escota de blanca ilusión.
En las tormentas me amarro a tu mástil y arriando velas
llegamos a la costa segura de tu amor.
Tú eres mi yate empavesado de primaveras y yo tu gallardete
inseparable.
¡A toda vela! Surcamos los mares y danzamos sobre las olas
del vértigo.
Con mar calmo anclamos en la playa serena del destino.
No hay viaje más real ni cautivador que el nuestro, rumbo a la eternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario