TEORÍA de la PRESA
Las
personas tienen diferentes grados de acercamiento e intimidad en las
relaciones, eso es obvio. A veces las relaciones son mejores que otras, más
respetuosas, más compartidas, coincidentes en valores, expectativas, etc. Otras
parecen forzadas por el azar.
Pero
vengo observando una gran cantidad de relaciones donde uno de los dos es tomado
como una ‘presa’ o una ‘cosa’ o -en casos peores- como ‘bola de boxeo’. Son las
víctimas de su propio amor al individuo/a quien se mostró con toda la ternura y
con todos los valores humanos, pero luego dejo caer la máscara.
Una
persona lógica pensaría que si se insulta, se amenaza, se descalifica y
abandona a quien debería ser amado/a es porque no hay amor. Y no lo hay. Pero
si existe un apego, el o la victimario/a quiere a su pareja como si fuera su
presa de caza.
Mi
amiga recibe llamados de quien su pareja y con quien rompió hace más un año, él
la sigue seduciendo con una voz de ovejita tierna y luego la insulta o la
amenaza. Ella no entiende el poder que tiene sobre ella y cae en pánico.
He
tenido este tipo de relación con un psicópata. Y sé que están lejos de poder
sentir como un ser humano común, no hay identificación con el otro. La frialdad
de sus sentimientos es temible.
No
hay una mirada compasiva en estas personas, cuando hablo de compasión muchos
creen que es lástima y lo que quiero decir es que si hubiese compasión se
pensaría en que le hace bien al otro. No creo ser la única que, al separarse de
una pareja le deseó todo lo mejor y entendió que no era yo lo que esa persona
necesitaba y viceversa, que debía encontrar una mujer que le diera felicidad,
eso es respeto, mas identificación (con los sentimientos ajenos) que, juntos,
desarrollan la compasión.
Dice
Cleckley, en “Mascara de la cordura”: “Son incapaces de “imaginar” en el sentido de poder realmente
conectarse con imágenes en algo así como una manera directa de “un ser
conectándose con otro ser”.
Ah, de hecho, pueden imitar sentimientos, pero los únicos
verdaderos sentimientos que parecen tener – eso que los conduce y los hace
fingir diversos dramas para causar efecto - son una especie de "hambre
predatoria", de lo que desean. Es decir, "sienten" la
necesidad/el deseo como amor, y el no ser satisfechos en sus necesidades/deseos
es descrito por ellos como el "no ser amados". Además, esta
perspectiva de "necesidad/deseo" determina que solamente el
"hambre" del psicópata es válida, y cualquier cosa que esté
"allí afuera," todo lo que está fuera del psicópata, no es verdadero,
excepto en tanto tenga la capacidad de ser asimilado por el psicópata como una
clase de "alimento". "¿Puede ser utilizado o proporcionar
algo?" es la única preocupación que el psicópata parece tener. Todo el
resto - toda actividad – está subsumido en esta tendencia.”
O sea
que su interrelación es como la de depredadores con sus presas: espiara, la
sacara de la sociedad (manada), seducirá, manipulara, mentira, se disfrazara de
cordero, enfermará… todo para obtener su presa. Usará la compasión del otro
para acorralarlo, amenazará con suicidio, le culpara de sus desgracias y
enfermedades (reales o magnificadas) y nunca escuchará lo que aqueja a su
actual o ex – pareja. Acotemos: el gato
no solo se entretiene con el ratón, los químicos del miedo son deliciosos para
el gato. No sé si me explico.
Frente
a los demás: un ángel. Porque ha estudiado todos los gestos para parecerlo.
Frente a nuevas víctimas un dios o diosa. En casa, en la intimidad, será la
frialdad y el despotismo personificados.
Estas
relaciones se ven cada vez con más frecuencia. Mientras nos preguntamos ¿qué
pasa con nuestra sociedad? También debemos cuidarnos, trabajar en nuestros
sentimientos de culpa primero, luego el miedo es imperioso. Son dos canales
directos para que los anzuelos entren al corazón. Además, los químicos que se segregan -en miedo o culpa- hacen de esta relación una adicción mutua.
Si
esta nota coincide con la vida de alguien, no es casualidad, es parte de lo que
debemos enfrentar hoy en día, a cualquier edad. No sé si es útil, pero solo
quiso ayudar a que se entienda que ser una ‘presa’ no es ser ‘buena persona’
sino una víctima de una enfermedad que puede cambiarla/lo por otro botín
fácilmente. Y separarse de este tipo de relaciones no solo es necesario, es
imprescindible para su salud mental y de su familia.
Mónica Ivulich
(Derechos reservados)
Imagen: Google
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