lunes, 11 de noviembre de 2013

Nota: TEORIA de la PRESA



TEORÍA de la PRESA

Las personas tienen diferentes grados de acercamiento e intimidad en las relaciones, eso es obvio. A veces las relaciones son mejores que otras, más respetuosas, más compartidas, coincidentes en valores, expectativas, etc. Otras parecen forzadas por el azar.
Pero vengo observando una gran cantidad de relaciones donde uno de los dos es tomado como una ‘presa’ o una ‘cosa’ o -en casos peores- como ‘bola de boxeo’. Son las víctimas de su propio amor al individuo/a quien se mostró con toda la ternura y con todos los valores humanos, pero luego dejo caer la máscara.
Una persona lógica pensaría que si se insulta, se amenaza, se descalifica y abandona a quien debería ser amado/a es porque no hay amor. Y no lo hay. Pero si existe un apego, el o la victimario/a quiere a su pareja como si fuera su presa de caza. 
Mi amiga recibe llamados de quien su pareja y con quien rompió hace más un año, él la sigue seduciendo con una voz de ovejita tierna y luego la insulta o la amenaza. Ella no entiende el poder que tiene sobre ella y cae en pánico.

He tenido este tipo de relación con un psicópata. Y sé que están lejos de poder sentir como un ser humano común, no hay identificación con el otro. La frialdad de sus sentimientos es temible.
No hay una mirada compasiva en estas personas, cuando hablo de compasión muchos creen que es lástima y lo que quiero decir es que si hubiese compasión se pensaría en que le hace bien al otro. No creo ser la única que, al separarse de una pareja le deseó todo lo mejor y entendió que no era yo lo que esa persona necesitaba y viceversa, que debía encontrar una mujer que le diera felicidad, eso es respeto, mas identificación (con los sentimientos ajenos) que, juntos, desarrollan la compasión.
Dice Cleckley, en “Mascara de la cordura”: “Son incapaces de “imaginar” en el sentido de poder realmente conectarse con imágenes en algo así como una manera directa de “un ser conectándose con otro ser”.
Ah, de hecho, pueden imitar sentimientos, pero los únicos verdaderos sentimientos que parecen tener – eso que los conduce y los hace fingir diversos dramas para causar efecto - son una especie de "hambre predatoria", de lo que desean. Es decir, "sienten" la necesidad/el deseo como amor, y el no ser satisfechos en sus necesidades/deseos es descrito por ellos como el "no ser amados". Además, esta perspectiva de "necesidad/deseo" determina que solamente el "hambre" del psicópata es válida, y cualquier cosa que esté "allí afuera," todo lo que está fuera del psicópata, no es verdadero, excepto en tanto tenga la capacidad de ser asimilado por el psicópata como una clase de "alimento". "¿Puede ser utilizado o proporcionar algo?" es la única preocupación que el psicópata parece tener. Todo el resto - toda actividad – está subsumido en esta tendencia.”

O sea que su interrelación es como la de depredadores con sus presas: espiara, la sacara de la sociedad (manada), seducirá, manipulara, mentira, se disfrazara de cordero, enfermará… todo para obtener su presa. Usará la compasión del otro para acorralarlo, amenazará con suicidio, le culpara de sus desgracias y enfermedades (reales o magnificadas) y nunca escuchará lo que aqueja a su actual o ex – pareja.  Acotemos: el gato no solo se entretiene con el ratón, los químicos del miedo son deliciosos para el gato. No sé si me explico.

Frente a los demás: un ángel. Porque ha estudiado todos los gestos para parecerlo. Frente a nuevas víctimas un dios o diosa. En casa, en la intimidad, será la frialdad y el despotismo personificados.

Estas relaciones se ven cada vez con más frecuencia. Mientras nos preguntamos ¿qué pasa con nuestra sociedad? También debemos cuidarnos, trabajar en nuestros sentimientos de culpa primero, luego el miedo es imperioso. Son dos canales directos para que los anzuelos entren al corazón. Además, los químicos que se segregan -en miedo o culpa- hacen de esta relación una adicción mutua.

Si esta nota coincide con la vida de alguien, no es casualidad, es parte de lo que debemos enfrentar hoy en día, a cualquier edad. No sé si es útil, pero solo quiso ayudar a que se entienda que ser una ‘presa’ no es ser ‘buena persona’ sino una víctima de una enfermedad que puede cambiarla/lo por otro botín fácilmente. Y separarse de este tipo de relaciones no solo es necesario, es imprescindible para su salud mental y de su familia.
                                                                                                             Mónica Ivulich
                                                                                                            (Derechos reservados)
Imagen: Google

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