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Llegaste,
abriste la puerta del poema
herido de pasadas
historias,
un verso
con la palabra futuro borroneada
salpicado de negros
vaticinios.
Te
fuiste, con la palabra adiós en las suelas,
bordando
la cicatriz de tu figura.
No quedó
ni una ventana abierta a la ilusión
Me quedé mirando el ocaso
con “oes”
admiradas, para empezar y terminar
Cerré la
puerta, literalmente…
sin
futuro ni presente, llena de pasado fugaz,
sin secuelas,
rima ni olvido.
Mónica Ivulich (DR2016Fr)
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