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Y le costó unas horas acomodarse al lugar, darse cuenta que se sentía bien con ellos aunque lo miraran con odio y terror... costó varios heridos y 50 muertes darse cuenta que la sangre no se derramaba como el arcoiris, era roja igual a la de todos, como la de él mismo, eso comprobó después de recibir el primer tiro, ya era tarde para arrepentirse... ahora que empezaba a entender.
Mónica Ivulich
DR2016 It
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