Fuerte como el roble creciste,
bella, sutil, inocente y resuelta
eres aguerrida, feroz y sabia
sometida al sol, luna, lluvia y tierra
Eres a un tiempo y desde antes
niña salvaje y tierna mujer
de mil mundos y ninguno
Eres madre e hija, una loba
Compañera fiel de tu hombre
Solitaria de tu pena y alegría
Mi hija amiga, un gran ejemplo
de rectitud, sencillez y soporte
Eres la vida misma que continua
en ríos claros de ternura y valor.
Imagen de nuestra estirpe de
soñadoras de universos posibles,
tu sombra se yergue con temple
y tu alegría dona genio e ilusión
a tu entorno todo, y a tu progenie.
Que seas mi hija es una recompensa
una bendición, una ilusión realizada.
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