sábado, 12 de febrero de 2011

MUJER VERDAD

Siempre, hacia la media noche, aparecía aquella pareja en el bar, los dos recién bañados y bien vestidos, riendo a los cuatro vientos saludaban a todos.
-“Soy miope- decía ella- ¿te conozco?”- y reía más.
Parecía que, cada noche, la esperaban llegar, con sus ojos ‘color del tiempo’ que iluminaban caminos para todos, menos para ella. Y ella juraba no volver a esa: ‘élite tan deprimente’, según sus palabras. Pero, cada noche, se juntaban las olas divinas de la marquesa sin titulo y la de todos los diplomados sin marco.
La abrazaban, en cada mesa hasta que alguien le cedía una silla que le gustaba y, sin agradecer, se sentaba indiferente. Entonces, él buscaba algún asiento y lo ubicaba tan cerca como podía.
Él era débil, un moribundo por crecer, a los treinta se veía viejo, desdichado, sin futuro. Decía jugar al ‘menos’ como en el tute, su juego de barajas preferido.
Ella se crispaba, era vital y joven, con dinero y pasión por los dos. Le llevaba diez años pero decía que eran de experiencia no de vejez. Decía jugar a ‘mas’ en todo. Pero, cuando le pagaba el trago, se convertía en mendiga de afecto.
Me sobrecogía de horror cuando la escuchaba decir: -“Que me rasquen la espada a cambio de casa y comida…” Una frase repetida hasta lo nauseabundo.
Sobre todo, porque era una mujer de mente privilegiada y enunciados geniales, altisonantes y, momentos después, una gata de voz engolada, maullando sobre el tejado del bar.
Sin historia, solo ella y su soledad, a veces, acompañada.
Cuando hablaba, daba discurso y era una diva inédita de la Literatura Universal.
Se podía amarla y odiarla en un segundo porque era ‘LA VERDAD’, tan desnuda, que chocaba contra las vestiduras rasgadas de cualquier pordiosero disfrazado de caballero, en busca de su palabra.
-“Todo para nada -se iba diciendo a viva voz- pero lo que es eterno no cambia. ¡Aunque sufra!”
La sutil teatralidad de su voz sumía a todos los que la oían, en algo parecido a un éxtasis, unos odiándola por no soportar su luz, otros amándola y queriendo abrazarla, atraerla a sus jaulas nunca visitadas por esa musa inasible.
El débil por crecer se despertaba de su sopor y corría a buscarle un taxi. Le abría las puertas y desaparecían. Todos suspiraban por distintas razones, pero, lo cierto es que el lugar quedaba sin emoción, después de que ella partía. Su aparición era un antes y un después. Su partida era la inquietud por su regreso.

7 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho y además me ha parecido muy original. Muchas gracias.

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  2. Gracias amiga, lo valoro viniendo de una escritura como tu.

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  3. Hay Divas... de divanes, y divanes donde nunca se posó una diva...
    Hay historias de vidas tristes, tan tristes como la que cuentas de una mujer que solo era diva de sus mentiras.
    Gracias Monica

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  4. Cierto amiga, es que la soledad se la crea uno mismo. Gracias por tu comentario y tu paso por el blog.

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  5. pobre niña rica...mendiga de la vida, del amor....sin proyecciones hacia arriba ni hacia abajo....

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  6. Asi es Patricia... la peor riqueza es la con dinero...

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  7. Lo realmente conmovedor es que este escrito es para mi,la cara y la espalda de infinitos personajes de fiestas y reuniones en ocasiones falsas y deprimentes, yo no veo el escrito como una ficción de la inventiva de la autora que también lo es, si no una realidad tangible, gracias por tu escrito Mónica. una delicia de escrito que deja en manos del lector escoger.

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