sábado, 20 de septiembre de 2014

Día del estudiante y de la primavera en Argentina.






A veces las memorias llegan sin que uno se lo pida… No todos están de acuerdo, pero, a mí me parece que la piel, el cuerpo tiene una especie de reloj y de calendario que activa recuerdos… Después la mente los recoge y decide si los acepta o se los lleva el viento.
En Paris y el hemisferio Norte en general, comienza la estación de los dorados, ocres y naranjas… en NY muchos organizan un tour para ir a ver el follaje en octubre y también recogerán calabazas para el día de las brujas y hay otras actividades específicas de otoño.
Imagen de la red
Donde yo nací, Buenos Aires, comienza la primavera y hay una fiesta agregada a la llegada de la estación de las flores, vida renovada y amor… es el día de los estudiantes. Se celebra en escuelas y tiene un himno muy bonito que entonábamos a toda voz… tal vez tengan otro ahora, pero aquel aún resuena en mi pecho. ¡Echen a vuelo el nombre de estudiantes…!
Y también hay otra tradición para estudiantes: llegar al Rosedal. Un parque como hay en la mayoría de las ciudades, con sus lagos, sus patos… éste tiene algunas peculiaridades: por empezar tiene una variedad impresionante de rosas (además de árboles variados y otras flores), patio andaluz llegado desde
Triana y otros, con hermosas mayólicas, puentes, barquitos a remo y a pedal, estatuas y bustos de importantes artistas, cafecitos donde gozar de bebidas, tostados finitos, masas, te, café etc… muy cerca el planetario y, pegado, el parque japonés donde tantas veces fuimos a dar de comer a los peces con mis hijos pequeños. Cruzando la ancha Avenida 9 de Julio está el zoológico y luego el Parque Botánico. Todo en el entorno de los parques de Palermo, una extensión verde salpicada de flores y árboles de colores, violetas como el jacarandá, rosas y blancos como los naranjos, y que caracteriza a Buenos Aires en su alma señorial.
Los jóvenes hacen picnics ese día, llegan en grupos con sus comidas y músicas… y muchos se enamoran ese día o esperan para declararse en esa fecha que perdurara imborrablemente en la memoria o en el álbum de fotos.  Que ilusión pasear por allí con mi amor de adulta también… ¿Por qué no?

Pulmón de la ciudad, expresión de naturaleza, recuerdos históricos de una ciudad progresista en ciernes, albergue de pájaros y otras especies, terreno caminado y disfrutado… allí va mi memoria hoy, a celebrar la primavera  con mis compañeros de estudios secundarios, a comer sándwich de milanesa o empanadas, sentados sobre la manta y a correr por el borde del lago, a recibir el sol en mi cara y dejar flotar mi cabello largo del ayer, a cantar con “los que lo son, los que lo fueron antes, los que por siempre tienen de estudiante… para toda la vida ¡el corazón!”


Desde Paris para Baires, 2014
(Los entrecomillados pertenecen a la Canción del Estudiante, Marcha argentina)



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