A veces, siento que las palabras son pececillos, muchos de
colores -más o menos brillantes- y otros grises de diferente intensidad o
negros.
Algunos peces-palabras vienen del mar, otros de agua dulce,
están los que caen por cascadas o se quedan atrapados en lagunas…
Los escritores pescamos con caña o redes, según el estilo y
posibilidad… y los llevamos a su destino final convirtiéndolos en aves.
Mónica Ivulich
DR2017 Fr
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