Salió de un
bosque ennegrecido
En silencio…
Y corrió
desbocado, levantando arena…
Sus crines al
viento, ancas fuertes
Ojos de fuego y
relincho alocado, potente
Corría veloz
hacia mi figura en sombras
Le di la espalda
y relinchó aturdiéndome.
Trotó
fantasmalmente, buscándome
Envolviéndome en
su aliento y aroma,
Mientras yo escondía
mi cara y cuerpo.
Lo vi cabalgar
frenético, bello, potente,
Feroz,
relinchando como en risas y, luego
Silencio…
Se detuvo a
contemplar la luna…
Toda la noche,
inmóviles los dos.
Solo se oían las
olas romper y retirarse
Como si el mar
respirara apenas.
Hasta que lo escuché, quedo, lloraba.
Un último
relincho a la luna inmensa
Y partió.
A paso lento
primero, luego al galope
Fugaz, veloz,
salvaje, enloquecido…
Vi volver al
caballo brioso del deseo
Cabalgando hacia
el bosque renegrido.
Desapareció.
Color de luna,
salada como agua de mar, espesa…
Una lágrima
equina rodaba por la playa.
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