lunes, 9 de diciembre de 2013

Progreso



Progreso…
   Las calles son desvíos que conducen a desvíos, la luz del farol  está llena de tinieblas y falsos reflejos… que se expande en humo, brillante… indescifrable.
   Los pasos son, ciertamente, inseguros, las sombras sin fondo, la lluvia sin fin. Todos buscan la estable inestabilidad, la incertidumbre segura, el avance perseguido…
   Y en torno a este escenario, rodeándonos, se agita la noche mágica… sus estrellas, sus brillos. Se mezclan palabras que son gritos, protestas inútiles sin dirección precisa, con rebelión, individualismo, pidiendo libertad progreso… progreso…
   Un taxi y un tren… progreso, un muchacho que busca un oído amable,  por teléfono. Luz de neón, periódicos del nuevo día que parecen repetidos de ayer, el reloj que marca la madrugada… ¡progreso!
   En mis manos, páginas gastadas  que se niegan a ser leídas, el ferrocarril, automóviles, humos, progreso y cielo que se desliza en nimbos.
   Al  frente, dos ancianas que tratan de dormir, sentadas en un impávido banco de madera, permanecen con los ojos cerrados… una apoya su cabeza, envuelta por un pañuelo desteñido, en un bolso viejo, gastado y rústico, su aspecto es humilladamente altivo, se molesta por sentirse mirada y… continúa en nada.
   La otra se dobla sobre su vientre, va escondiendo su cabeza, la doblega su peso, el peso de todos, del progreso…


   Gente enfurecida por… por todo, gente que se molesta de nada y una de las viejas que estira sus miembros acalambrados, que se dobla y que necesita todo…
   Libros, lentes rotos, relojes, máquinas, luces… y de pronto, me veo reflejada doblada observando… imaginando, desde mi triste ventana de rústica madera descolorida.
   Y creo que mis lágrimas liberadas reniegan ante mi opresión y creen ser hijas de los llantos que cruzaron con arrugas el rostro ingenuo de aquella viejecita que duerme en la estación… que es producto de nuestra incomunicación, que se dobla sin remedio y se quiere levantar sin lograr vencer la evasión del sueño… el progreso está en sus espaldas.
   No hay manos, no hay asientos mullidos, ni lugares tranquilos, todo es progreso que bulle en las venas, nos hemos detenido en el progreso y resbalamos en él… la luz de mercurio cae rectamente sobre la cabeza blanca y cansada de la viejecita…
                                                                                                                        (imágenes: Goggle)


3 comentarios:

  1. Tanto progreso y a las pruebas me remito, no consta el comentario que he querido compartir... Así que intentare repetir la idea y si es posible las palabras.... Lo pretendes y lo logras... Explicas con rotunda claridad... ¿Qué es el progreso?.... Ya lo cantaba Roberto Carlos.... Yo quisiera poder.... Y ser civilizado como los animales.....

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  2. Y continuo.. El ciclo de la vida... Desde el prisma de aquellos a los que dejamos de lado con su sabiduría y sus dolores...

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  3. Es un hermoso texto, que triste que el progreso nos invite a ser ausentes de las personas que nos rodean, que nos ven, que nos necesitan, que anhelan descanso... como siempre un placer leerte Mónica.

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