lunes, 31 de octubre de 2016

Mis experiencias con brujas (prosa)

Mis experiencias con brujas
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La primera:
Buenos Aires, 1987.

Mi visa no salía, mi viaje se demoraba… hoy sé que mi miedo a irme, el terror que nos da el apego, ponía obstáculos donde fuera, a pesar de mi determinación.

Alguien aconsejó: -ve a consultar a “fulana” que es buenísima, ella te dirá lo que necesitas saber, lee cartas y borra de café.

Lo que recuerdo de esa sesión: Que conocería a un señor con tres hijos, buen negocio y 42 años que sería el padre de mi nuevo hijo. Tenía que rezarle a San Epafrás, un santo desconocido para mí, pero -dijo- está en la Biblia, creo que era para purificarme, no sé.
No quedé nada contenta pues dijo que viaje, ese año, no. Pues fue al siguiente.
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El caso que, unos días después, salía de trabajar, era noche tarde y esperaba el bus; un auto se detuvo un par de metros delante de mí y el señor se bajó y, sobre mi hombro a mis espaldas, farfulló algo que no entendí.
Me giré para encontrar una cara indescifrablemente oriental.
Supuse que quería una conquista o, a esa hora, confundió mi profesión. Entonces (no me pidan la razón) le pregunté, sin aquella timidez que me caracterizaba:

-         -         ¿Tiene 42 años?
-         _          No... -musitó con sorpresa
-         _         ¿Tiene un buen negocio?
-         _    No… pp… -balbuceó abriendo tanto los ojos que casi se hicieron occidentales.
-         _      ¿Tiene tres hijos?
-         _       Pues ¡no! -exclamó espantado
-         _       En ese caso, ¡no tenemos nada que ver Ud. y yo…!

Pobre hombre, dio media vuelta huyendo de esta loca que, girando sobre los talones, no podía parar de reír.

La segunda
Florida, 2005
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Mi amiga “M” que vive allí me invitó a ir a un pueblo llamado Cassadega donde habitan toda clase de brujas-os de magia blanca.

Una vez en sus pacíficas calles me preguntó si deseaba que me leyeran las cartas, que alguien le había cambiado la vida y me la podría presentar.
Resumiendo:

No recuerdo todo lo que me dijo, excepto dos cosas: Mudanza a un lugar lejano, allende los mares y que ella veía un caballo, pero que no era importante tal vez no era mío o era del futuro o el pasado, otra vida, pero que lo veía detrás de mí.

En el 2006 me fui a Alemania por 6 meses y mi nieta Triny es apasionada por los caballos, le regalé uno de madera para Navidad (sin recordar aquel mencionado por la bruja)

En el 2008 mi hija me pidió que me mudara con ellos a Oxford y yo estaba muy reticente… mi vida en NY era intensa y… Esta vez sí reconocí el apego, que los años enseñan algo. 
Mientras medía las consecuencias fui a verla para su cumpleaños. Por un lado se inclinaba la balanza por el amor hacia ella y su familia, por ayudarla con sus tres nenas para que trabajara y estudiara. Por otro lado, estaba mi soledad bien ganada, mi gente, (como familia extendida y amada)

En eso estaba cuando un día en que ella tenía fiebre por un resfrío yo le subí su desayuno. Al abrir las cortinas vi que en el terreno de enfrente había un caballo… y me miró. Sin pensarlo le pregunté (si, al caballo ¡que bobería! me decía al mismo tiempo):
-         ¿Eres el caballo que mencionó la bruja?
Sorpresivamente el jamelgo relinchó y yo me estremecí. Con cosquillas en el estómago, le dije a mi hija: -Parece que me voy a mudar…

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(La princesa que quiso ser bruja)

Dicen que también soy bruja y, tal vez haya algo de eso, lo cierto es que tengo varias amigas que lo son y, aun a las que no son amigas las respeto de corazón. Por eso hoy les deseo ¡MUY FELIZ DÍA de las BRUJAS!

                                                                                     Mónica Ivulich
                                                                                      DR2016Md

5 comentarios:

  1. Vaya con esas experiencias Monic
    Tienes un don de narradora, eso te lo dijo la brujita yo. Que igual adivino el futuro y aprovecho para decirte que serás muy reconocida por tu talento. Besos del alma con un poquito de hechicería eh jaaaa

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    1. Me encanta ser tu amiga y colega, que tú me reconozcas ya me alegra. Cariños.

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