Como la brisa de primavera
llegó tu amor a mi ventana
Y cuento los días de abrazos
que nos dimos sin descanso
Mucho agradezco a la vida
que me dio un ser como tú
para endulzar mi otoño
y comprender quien soy.
Vale la tristeza esa
espera,
muy larga y pesada tal vez,
Valió la pena permanecer
sabiéndote en algún lugar…
Hoy, la magia de tu mirada
La dulzura de tus caricias
El arrobamiento de tus besos
Me transportan a tu ciudad…
Y despertamos en sueños
con las manos enlazadas,
abrazándonos sin tregua,
acicalándonos de júbilo.
Y volvemos a soñar de a dos
para encontrarnos cada vez,
para mágicamente juntarnos
con el alma libre y desnuda.
Es un rito diario y consagrado
a un amor sin igual, liberador,
que redime de cadenas viejas
y llevan a una quimera posible.
d.r. 2014 Paris
Imagen de la red |
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